SOCIALES
GUERRA FRÍA O MUNDO BIPOLAR
Propósitos: Interpretar
de manera crítica contextos socio- culturales, político y económico del mundo
de posguerra o el dominado conflicto bipolar.
Semana III
1. Lea
la siguiente frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano y escriba un escrito
reflexivo, acerca de la relación que tiene esta con los nuevos movimientos
juveniles de protesta social.
“La utopía está en el horizonte. Camino dos
pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá.
¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar.”
― Eduardo Galeano
2.
Lea el siguiente texto y
responda las preguntas.
Mirada desde la posguerra fría a conflicto del siglo pasado
Columnistas, Comunidad, Paz, Política / Por Arco Iris
/ Por Hernando Castro Prieto*.
La
gente de mi generación ha vivido la mayor parte de su vida, por no decir que
toda, en la época de la postguerra fría. Por el contrario, quienes hoy se
levantan como cabezas visibles de los adversarios del conflicto armado colombiano,
vivieron la mayor parte de sus vidas, por no decir que casi toda, en medio de
los condicionamientos morales y éticos impuestos en medio de la guerra fría.
Éste hecho nos revela el porqué de la profunda ruptura entre una y otra
generación respecto del cómo se ejerce la política, se entienden los procesos
sociales, se aprecia y vive la cultura y se observa el conflicto colombiano.
El siglo pasado, y en especial
su última década, fue el escenario de impresionantes y profundamente
revolucionarios cambios tecnológicos y culturales que dieron lugar un salto
cualitativo sin precedentes en la forma en cómo se accede a la información, se
intercambia la misma y, se interactúa con las demás personas en todo el mundo.
La juventud colombiana de la primera década del siglo XXI no es la misma de los
años setenta y ochenta, no vive las mismas aspiraciones y no tiene la misma
forma de enfrentar los problemas.
Para la muestra un botón: el
movimiento estudiantil de la primera década del siglo XXI llegó a cosechar sus
triunfos y a alcanzar su capacidad de movilización y de interacción con los
gobiernos y la sociedad colombiana a partir de darse a la tarea de identificar
y enfrentar los errores que en el pasado cometieron quienes ocuparon sus mismos
espacios y tuvieron las mismas posibilidades de participar del proyecto de la
construcción de la nación colombiana.
El panorama de finales de los
noventa era el de un movimiento estudiantil disperso, con organizaciones
gastadas, desprestigiadas y deslegitimadas. Hubo pues la necesidad de
renovarse, de crear nuevas organizaciones, de emprender nuevas prácticas, de
enfrentar el “sectarismo” y, de emprender la ruta de la unidad, no sólo de los
estudiantes, sino también con los distintos estamentos que componen la
comunidad académica en Colombia. Como el arte de la política es el de unir
fuerzas, voluntades e intereses, los éxitos no se dieron a esperar, la unidad
se hizo realidad y la capacidad de interacción de cara a la sociedad con ella,
de una coordinación triestestamentaria se llegó a la MANE y, en el camino, a la
imposición de una forma de lenguaje: el de la movilización social.
La llamada Toma a Bogotá, en
2011, que en sí misma fue un despliegue de cultura, fue la realización con la
cual el movimiento por la defensa de la educación dejó sentada su voz de
protesta y de rechazo en contra de la reforma a la Ley 30. Ésta clase de
acciones, no sólo les permitieron a los jóvenes vencer la reforma, también les
permitió en el diálogo abierto con la sociedad colombiana provocar el debate sobre
el modelo de educación en el país, sobre sus fuentes de financiación, sobre la
responsabilidad de las instituciones públicas en la misma y sobre el papel de
la educación en el desarrollo de las sociedades.
Los diálogos entre la
insurgencia y el Gobierno renuevan la esperanza de los colombianos en un
mañana, en el que estas nuevas generaciones podrán discutir seriamente y de
fondo los problemas y el rumbo del país con los argumentos de la conciencia y
la razón, y no con los de las armas.
Esta generación, además de
imponer el lenguaje de la movilización social sobre el lenguaje de las armas,
también anhela poder realizar a futuro las profundas transformaciones sociales
que el país necesita para poderse desarrollar, para alcanzar el progreso que se
merece y para ponerse a la altura de la nueva sociedad global, en la que las
cuestiones medio ambientales son los problemas urgentes a resolver, y en donde
ya nadie tiene interés por revivir las discusiones de la guerra fría.
Hoy el camino de la paz en
Colombia encuentra un surco nuevo que parece podrá llevarlo a su destino final
de reconciliación y reconstrucción del tejido social. Los diálogos entre la
insurgencia y el Gobierno renuevan la esperanza de los colombianos en un mejor
mañana, uno en el que estas nuevas generaciones podrán discutir seriamente y de
fondo los problemas y el rumbo del país con los argumentos de la conciencia y
la razón, y no con los de las armas.
La actual coyuntura nos revela
un punto de quiebre a nivel mundial y nacional frente a los proyectos que se
disputaron otrora las dinámicas sociales; las propuestas de la guerra fría se
hallan desgastadas y caducas, no sólo se revelan precarias para explicar la
complejidad de la realidad social y los problemas que aquejan a la humanidad en
la actualidad, sino que también se manifiestan faltas de alternativas y
carentes de soluciones reales.
En Colombia, las Farc y el Eln
han estado viviendo el máximo grado de expresión de sus proyectos y han
emprendido desde finales del siglo pasado un ciclo de declive progresivo. El
movimiento insurgente armado en Colombia llegó a su más alto grado de expresión
durante la época de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, allí la unidad
no sólo les brindó su mayor momento de acumulación de fuerza militar, también
les brindó su más alto momento de acumulación política y de legitimidad.
Lamentablemente para esta
generación, la unidad no fue revestida del valor que merecía y fabricaron desde
allí la derrota estratégica de sus proyectos. Nunca más se unirían en lo sucesivo
éstas dos expresiones del movimiento guerrillero y, enceguecidas en un
sectarismo absurdo, irían una y otra vez al movimiento social a llevarle
razones para la desunión, práctica con la que forzosamente procuraron imponerle
la fragmentación y el sectarismo con el que desarticularon la unidad y la
fuerza del movimiento guerrillero.
Hoy la historia les ofrece a
éstas organizaciones la posibilidad de superarse a sí mismas, de reestructurar
sus prácticas, de dejar las armas, de abrirle paso al nuevo mundo y a sus
distintas expresiones. Vale la pena recordar el hecho de que los extremos
fundamentalistas de la contienda de la guerra fría no nos dejan hoy una
herencia de agradecer, por el contrario, la extrema derecha y la extrema
izquierda, trenzadas en mezquindades absurdas, nos costaron la vida de los
mejores hijos de Colombia. La pérdida de Jaime Garzón, de Álvaro Gómez y de
toda una lista interminable nos dejan hoy un tejido social debilitado y lleno
de paranoias y desconfianzas.
Lo que las generaciones de la
guerra nos dejan a los colombianos de hoy es trabajo por hacer, reconstruir
nuestro país como lo hicieron los europeos después de la segunda guerra mundial
procurando aprovechar al máximo nuestras capacidades y ventajas y, reconstruir
y reconciliar un tejido social roto y mal trecho como bien lo hicieron Mandela
y Le Clerc en Sudáfrica.
Las posibilidades de un cese
al fuego entre todos los actores armados, que puede llegar a ser una realidad
en un par de años, nos abre una posibilidad de un primer paso para la paz la
cual no será sino el resultado de la construcción de una nueva sociedad, libre
de la violencia, en plena unidad, y no sólo entre semejantes, sino entre los
diferentes que se creían adversarios. Porque sólo la unidad es la victoria, y
la unidad de todos los colombianos, la paz que merecemos.
* Hernando Castro Prieto es
abogado investigador UNIJUS – GISDE Universidad Nacional de Colombia
Preguntas
1. ¿Qué
es posguerra?
2. ¿Qué
es sectarismo?
3. ¿Qué
es coyuntura?
4. ¿Qué es legitimidad política?
5. ¿Qué es Ideología?
ACTIVIDAD 2
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